viernes, 9 de septiembre de 2016

Hay días que te levantas sin pensar que un millón de cosas buenas pasarán por tu cabeza. No nos habituamos a imaginar que el día a día nos sorprenderá. Sin embargo un simple pensamiento, un gesto o quizás una acción pueden dar un vuelco gigantesco al hoy.
Y Sí, como siempre todo ha empezado al reflexionar sobre todo lo bueno que tengo, en lo a gusto que me siento, en lo buena persona que quiero llegar a ser, en las formas en que intento agrandar mi corazón. Por mí, por los demás. Te propongo simplemente que comiences a pensar en todas las sonrisas que puedes sacar, a cada persona, a cada momento o a un simple recuerdo.
Después de esa explosión de pensamientos positivos que se han producido en mi cabeza, me percaté que tenía la casa única y exclusivamente para mí, y fui sin dudar a dar máximo volumen a la minicadena. Me hice entonces un moño alto y fui en busca de mi pintalabios rojo. Me planté frente al espejo y con la mejor de mis sonrisas comencé a rellenar mis labios de color. Con las gafas puestas, el pelo recogido aunque alborotado, una camiseta larga y la sonrisa roja, comencé a bailar una famosa canción de Sabina interpretada por Pereza. A bailar, por toda la casa, por cada rincón; salté, canté y me dejé la voz molestando a los vecinos. La adrenalina corría por mi cuerpo esperando de un momento a otro la entrada de mi padre por la puerta...ya ves, tan fáciles somos algunas veces que a mí no me hace falta puenting.
Pero eso no queda ahí, bailando y bailando comienzas a idear, te propones plasmar en un cuaderno los pensamientos que llegan en momentos como éste o apuntar todas esas ideas brillantes que llegan de repente. Comienzas a buscar ese cuaderno en blanco y, PAM, encuentras esa cajita herméticamente cerrada de cuando tenías doce años. Intento abrirla pero necesito pilas para ello, no tengo tiempo, cojo una pinza y empleo todas mis fuerzas hasta que se abre. Y… ¡Tachán! Miles de recuerdos vienen a mí, cartas guardadas a un primer amor, cartas que te hacen reír y recordar. De la ilusión volví a bailar, sonaba mi canción preferida durante ese gran rencuentro, debía aprovechar. Tras un rato vuelvo a mirar, regalos de viejos amigos, dedicatorias, un pequeño diario que emplearé para mis nuevas ideas, y no podían faltar, fotos de antiguos grupos de los cual era fan.
Todo esto puede pasar en una tarde normal, a veces un sólo pensamiento hace cambiar tu forma de caminar, y es entonces cuando descubres que la superficialidad no te dará ni un gramo de felicidad. Piensas en cuánto nos preocupamos de la cara que ofrecemos a los demás... Vive, y vive siendo natural, cantando aunque no sepas cantar, sueña pensando que algún día se cumplirá, pero sobre todo... no mires atrás. Sólo para impulsar. No te avergüences de las heridas o cicatrices, todo eso hace lo que eres hoy y lo que mañana serás. Quiérete, quiérete mucho, y demuestra lo negativo que es odiar al mundo. Quiérete con tus defectos, tus ojeras y tus puntos negros, con tus estrías, con tus pies sucios y mal cuidados de tanto andar por la vida. Piensa, que a veces una sonrisa es capaz de hacerte brillar más que todo lo que puede hacerte sentir mal.
Necesitaba compartir algo de amor, algo de paz. Mi consejo de hoy y para el resto de los días, es que viváis. Levántate, deja el móvil, coge la cámara, comprueba lo bella que estás sin maquillar, baila, ríe, sueña, viaja, libérate. Haz lo que te de la gana, esta vez sin importar cómo te miran los demás. Sólo déjate llevar, impulsa a los demás a brillar y a sentir la magia aunque sea una vez más. Y empléalo en todos tus días, creamos en un modo de vida que parece haberse extinguido hace tiempo ya. Disfruta de tu libertad.

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